mercoledì 27 aprile 2011

el lobo esterpario

Érase una vez un individuo, llamado el lobo estepario. Andaba en
dos pies, llevaba vestidos y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo
estepario. Había aprendido mucho de lo que las personas con buen entendimiento
pueden aprender, y era un hombre bastante inteligente. Pero lo que no había aprendido
era una cosa: a estar satisfecho de sí mismo y de su vida. Esto no pudo conseguirlo.
Acaso ello proviniera de que en el fondo de su corazón sabía (o creía saber) en todo
momento que no era realmente un ser humano, sino un lobo de la estepa. Que discutan
los inteligentes acerca de si era en realidad un lobo, si en alguna ocasión, acaso ante
de su nacimiento ya, había sido convertido por arte de encantamiento de lobo en
hombre, o si había nacido desde luego hombre, pero dotado del alma de un lobo
estepario y poseído o dominado por ella, o por último, si esta creencia de ser un lobo no era más que un producto de su imaginación o de un estado patológico.

Ahora bien, a nuestro lobo estepario ocurría, como a todos los seres mixtos, que, en
cuanto a su sentimiento, vivía naturalmente unas veces como lobo, otras como hombre;
pero que cuando era lobo, el hombre en su interior estaba siempre en acecho,
observando, enjuiciando y criticando, y en las épocas en que era hombre, hacía el lobo
otro tanto.

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